Brecha creciente entre sectores redefine la estrategia: alfa en un mercado de ganadores y perdedores.
- Nilo Duran Garcia
- hace 2 días
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Un reconocido estratega de Goldman Sachs considera que el actual ciclo posmoderno de los mercados financieros ofrece un terreno especialmente fértil para la generación de alfa. Según su análisis, la brecha entre ganadores y perdedores se ampliará notablemente entre sectores y factores, configurando un escenario donde la inversión activa y selectiva puede marcar la diferencia frente a la gestión pasiva.

El experto señala que nos encontramos en un punto de inflexión estructural. Tras más de una década de políticas monetarias ultraexpansivas y condiciones financieras favorables, los mercados atraviesan un entorno caracterizado por la persistencia de la inflación, los tipos de interés elevados y la creciente incertidumbre geopolítica. Estos factores han modificado de forma profunda las reglas de juego, favoreciendo a determinados segmentos y penalizando a otros. La consecuencia directa es una mayor dispersión en rendimientos, donde sectores con fundamentos sólidos y valoraciones razonables tienden a resistir, mientras que aquellos basados en expectativas de crecimiento a largo plazo sufren con la subida del coste del capital.
Históricamente, los momentos de cambio en el ciclo monetario han ofrecido oportunidades excepcionales para los inversores capaces de anticipar las rotaciones sectoriales. Durante episodios de endurecimiento de la política de la FED en décadas pasadas, se observó que sectores como energía, finanzas y consumo defensivo tendieron a comportarse mejor que sectores más dependientes de la financiación barata, como la tecnología en fases incipientes o las compañías de alto crecimiento sin beneficios sólidos. La situación actual guarda similitudes, aunque la magnitud de los desequilibrios globales añade un componente adicional de complejidad.

El estratega de Goldman advierte que los próximos trimestres estarán definidos por la dispersión entre factores de inversión, es decir, no habrá una tendencia única y generalizada que arrastre a todos los activos, sino que se verá un comportamiento desigual. La diferencia entre compañías de valor y de crecimiento, así como entre mercados desarrollados y emergentes, se ampliará. Esta divergencia abre la puerta a estrategias de inversión activa con capacidad para identificar oportunidades concretas en sectores castigados, pero con balances sólidos y flujos de caja resilientes.
En este sentido, subraya que la generación de alfa dependerá de la habilidad para rotar de manera dinámica entre sectores en función del contexto macroeconómico. Por ejemplo, un escenario en el que el petróleo mantenga precios elevados, apoyado por restricciones de oferta y tensiones geopolíticas, favorecería a compañías energéticas y de servicios vinculados al crudo. En paralelo, la fortaleza del dólar podría seguir ejerciendo presión sobre economías emergentes con elevada dependencia de financiación externa, ampliando la divergencia entre ganadores y perdedores a nivel geográfico.
El análisis destaca también el papel de la renta fija como fuente complementaria de diversificación. Los bonos ligados a la inflación y la deuda corporativa de emisores con calificaciones sólidas se perfilan como instrumentos que pueden ofrecer rentabilidad ajustada al riesgo en un entorno de volatilidad creciente. La historia muestra que en periodos de endurecimiento monetario prolongado, los diferenciales de crédito tienden a ensancharse, pero una vez alcanzados ciertos niveles se convierten en un campo fértil para estrategias de generación de alfa mediante selección cuidadosa de emisores.

Otro elemento clave en la visión de Goldman es el impacto de la geopolítica. La guerra en Ucrania, las tensiones en Asia y la fragmentación de cadenas de suministro han modificado las dinámicas de inversión global. Industrias ligadas a la transición energética, la defensa y las infraestructuras se han beneficiado de políticas públicas expansivas y de un renovado interés en la seguridad económica. Estos sectores, tradicionalmente percibidos como secundarios, han pasado a ocupar posiciones centrales en la cartera de inversores institucionales. La tendencia se consolidará en la medida en que gobiernos prioricen la resiliencia estratégica sobre la eficiencia de costes.
El estratega insiste en que los inversores deben abandonar la idea de que los mercados funcionan de manera homogénea. Subraya que no todos los sectores subirán o bajarán de forma sincronizada, sino que habrá claras divergencias. En sus palabras, “el futuro será un juego de selección cuidadosa, donde la gestión activa recupere protagonismo después de años en los que la gestión pasiva parecía invencible”. La dispersión de rendimientos será tanto un riesgo como una oportunidad, y la diferencia entre quienes sepan identificar tendencias y quienes no lo hagan será más marcada que en fases previas.
La experiencia histórica respalda este enfoque. Tras periodos de fuerte estímulo monetario, los mercados han tendido a pasar por fases de ajuste donde las valoraciones extremas se corrigen. En la década de los noventa, por ejemplo, la transición hacia un entorno de tipos más altos provocó un reajuste significativo en sectores de crecimiento, mientras que industrias más tradicionales encontraron un terreno propicio para destacar. En el presente ciclo, la combinación de inflación persistente, presión sobre los márgenes empresariales y un dólar fuerte apunta en la misma dirección.
En conclusión, el estratega de Goldman Sachs plantea que el ciclo posmoderno no debe verse únicamente como un entorno de riesgo, sino como una oportunidad sin precedentes para diferenciarse mediante la generación de alfa. La clave residirá en adoptar un enfoque disciplinado, flexible y con visión global, capaz de detectar con rapidez los sectores y factores que se posicionen como ganadores. Para los inversores, el mensaje es claro: en un mundo donde la dispersión aumenta, la selección rigurosa será la herramienta más poderosa.
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