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¿Silencio antes de la tormenta? El miedo vuelve a asomar

El Fear and Greed Index retrocede a 53 puntos, cayendo desde los 60 de la semana pasada, donde reinaba la codicia. Esta bajada, aunque leve, es significativa: no responde a un evento puntual, sino a un cambio de ánimo más profundo. El mercado ya no sube con alegría, sino con sospecha.


El pequeño inversor está sintiendo el desgaste. Tras varios meses de subidas, la narrativa del “todo va bien” empieza a sonar hueca, y la pregunta que flota en el aire es clara: ¿y ahora qué?

La inflación sigue sin dar tregua, los tipos de interés se mantienen en niveles elevados y los datos de empleo no terminan de convencer. En este contexto, el inversor minorista no ve una dirección clara, y eso genera un estado de parálisis: se evita vender por miedo a perder una posible última subida, pero tampoco se entra con fuerza por temor a quedar atrapado en una corrección.


En lugar de FOMO, lo que domina ahora es una sensación de fragilidad del mercado. Se percibe que los motores que impulsaban las subidas están empezando a fallar, y que cualquier mala noticia —una decisión agresiva de la Fed, un dato macro flojo, o tensión geopolítica— puede encender la mecha.


En la calle y en los foros, ya no se habla de oportunidades sino de trampas. La confianza está tocada, no rota, pero sí herida. Y cuando eso pasa, el capital se vuelve tímido: menos operaciones, más liquidez y mucha cautela.


A nivel técnico, el índice aún no entra en miedo, pero el gráfico muestra que los intentos de romper al alza pierden momentum. El mercado necesita una excusa para seguir subiendo. Y si no llega pronto, lo más probable es que el camino de menor resistencia sea hacia abajo.


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Fear & Greed Index
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